Mientras Narodowski duerme, el Avellenda estudia
Escuela tomada, pero con más clases que nunca
“Mientras Narodowski duerme, el Avellaneda estudia”, reza la consigna bajo la que los alumnos y profesores de la escuela secundaria Nicolás Avellaneda llevaban a cabo un maratón de 24 horas de clases continuadas que se extendía hasta las 7 de hoy. Se trata de los mismos estudiantes que impulsan, desde el lunes pasado, la toma del establecimiento en reclamo por el recorte de becas implementado por el gobierno porteño. La nueva medida, que consistió en el dictado de clases desde el mediodía y durante la madrugada, “es una manera de resistir la decisión del gobierno de suspender las clases en los colegios tomados y de demostrarles que nuestra lucha es por la educación pública; no un capricho para perder días de escuela, como quieren hacer creer a la gente”, explicó la presidenta del centro de estudiantes, Lucía González.
La toma de la escuela, ubicada en el barrio de Palermo, comenzó el lunes a la mañana, producto de la decisión en asamblea de la mayoría de los alumnos de los tres turnos que funcionan en el establecimiento –unos 1200 chicos–. “En ningún momento desde que tomamos el colegio impusimos como condición la interrupción de las clases –señaló Ivana, una de las alumnas–. Esa orden la impuso el ministerio, a través de la circular en la que prohibió a los profesores quedarse en la escuela.” La adolescente se refirió a un fax que el Ministerio de Educación envió el martes a todos los establecimientos secundarios de la ciudad en el que, entre otras cosas, se dejaba en claro que “la toma/ocupación de un edificio escolar supone el cese de toda actividad educativa”.
Tal punto fue el que impulsó a los profesores del Avellaneda a conformar una asamblea y acoplarse al reclamo de los estudiantes. Para ellos, “las presiones oficiales para que se suspendan las clases avasallan no sólo el derecho a la educación de los chicos sino también nuestro derecho a trabajar”, señaló uno de los docentes, Enrique Vázquez. El no era el único que se encontraba recorriendo los pasillos semivacíos de la escuela. Algunos se acercaban a los pequeños grupos de alumnos que tocaban la guitarra o jugaban a las cartas. Otros charlaban con los que estaban atentos a que cada persona que ingresara o egresara del edificio se anotara en los cuadernos de control correspondientes.
El Nicolás Avellaneda es uno de los doce establecimientos que permanecen bajo la medida de protesta. Al cierre de esta edición, los delegados se encontraban reunidos en la escuela Mariano Moreno con el objetivo de definir los pasos a seguir en el reclamo por el otorgamiento de la totalidad de las becas solicitadas, entre otras necesidades de las escuelas.
Mientras tanto, los demás estudiantes que permanecían dentro del edificio –que por estos días sirvió además de cocina, baño y dormitorio– se disponían a higienizar el edificio. Era necesario que todo quedara en condiciones para continuar con el maratón de 24 horas de clases continuadas. Es que, al régimen normal de los tres turnos del colegio, los docentes y alumnos organizaron cinco clases abiertas a la comunidad que se desarrollarán durante la madrugada. Se tratará de un taller sobre sexualidad, historia latinoamericana, ciencias sociales, lengua y filosofía a cargo de los profesores del colegio.
“En asamblea decidimos apoyar la medida y estar acá garantizando que haya clases, tanto en cada turno como en el maratón”, detalló Vázquez al tiempo que destacó que la postura de los profesores es la misma que la de los directivos: “A pesar de que tienen que cumplir con las órdenes que vienen de arriba, ellos también acompañan la iniciativa de continuar con el dictado de clases”.
Jueves 28 de Agosto de 2008.
Artículos de interés:
"Rigor que endurece el conflicto por las becas" (28/08/08)
"Los estudiantes secundarios marcharon al Ministerio de Educación porteño" (29/08/08)
"Narodowski recibió críticas sobre el otorgamiento de becas" (29/08/08)
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Tal punto fue el que impulsó a los profesores del Avellaneda a conformar una asamblea y acoplarse al reclamo de los estudiantes. Para ellos, “las presiones oficiales para que se suspendan las clases avasallan no sólo el derecho a la educación de los chicos sino también nuestro derecho a trabajar”, señaló uno de los docentes, Enrique Vázquez. El no era el único que se encontraba recorriendo los pasillos semivacíos de la escuela. Algunos se acercaban a los pequeños grupos de alumnos que tocaban la guitarra o jugaban a las cartas. Otros charlaban con los que estaban atentos a que cada persona que ingresara o egresara del edificio se anotara en los cuadernos de control correspondientes.
El Nicolás Avellaneda es uno de los doce establecimientos que permanecen bajo la medida de protesta. Al cierre de esta edición, los delegados se encontraban reunidos en la escuela Mariano Moreno con el objetivo de definir los pasos a seguir en el reclamo por el otorgamiento de la totalidad de las becas solicitadas, entre otras necesidades de las escuelas.
Mientras tanto, los demás estudiantes que permanecían dentro del edificio –que por estos días sirvió además de cocina, baño y dormitorio– se disponían a higienizar el edificio. Era necesario que todo quedara en condiciones para continuar con el maratón de 24 horas de clases continuadas. Es que, al régimen normal de los tres turnos del colegio, los docentes y alumnos organizaron cinco clases abiertas a la comunidad que se desarrollarán durante la madrugada. Se tratará de un taller sobre sexualidad, historia latinoamericana, ciencias sociales, lengua y filosofía a cargo de los profesores del colegio.
“En asamblea decidimos apoyar la medida y estar acá garantizando que haya clases, tanto en cada turno como en el maratón”, detalló Vázquez al tiempo que destacó que la postura de los profesores es la misma que la de los directivos: “A pesar de que tienen que cumplir con las órdenes que vienen de arriba, ellos también acompañan la iniciativa de continuar con el dictado de clases”.
Jueves 28 de Agosto de 2008.
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