Hace mucho no escribía acá...
Quizás llego el momento de reencontrarme conmigo misma.

Hoy hace exactamente 12 días estamos de cuarentena, por un virus, que no se sabe exactamente de donde salió. Pero la realidad es que el mundo, entero, entró en sumisión total ante él. Algunos, inclusive, dudan de su existencia, o simplemente creen que son inmunes y que muera el que debe morir.
Si bien, hay una realidad, que su taza de mortalidad es de entre el 2 o 3 % (por ahora), hay muchísimas variables y cosas que no pienso comentar por acá porque las pueden googlear en cualquier lado. (Si son del futuro pueden googlear Covid-19 o Coronavirus)
La cuestión es más interna, porque la cuarentena en parte es eso, meterse adentro y no salir. Te obliga a hacer introspección, te obliga a mirarte. Y hoy descubrí que no se puede vivir con miedo. Que el miedo puede, y a veces hasta debe, durar su tiempo y simplemente desaparecer...
El miedo es paralizador, y eso no es necesariamente malo,quizás es la antesala, la preparación previa al acto que iremos a ejecutar.
En estos momentos hay mucha gente, que sin ser del cuerpo de sanidad o seguridad están esforzándose y trabajando codo a codo para poder proveerlos de material necesario para que puedan, de manera a segura para sus vidas y de quienes los rodean, efectuar su trabajo. Su vocación.
A la mayoría nos mandaron a simplemente quedarnos en casa y frenar la transmisión y propagación del dichoso... Yo sólo quiero que desaparezca. Pero siento que en el fondo es un gran despertar... Ya no puedo, ni quiero perder el tiempo en tonterías. Quiero vivir todo lo que pueda y me quede a partir de ahora de forma intensa y sin medida. Quiero ser adolescente y llevarme el mundo por delante toda mi vida.

Comentarios

Entradas populares