Ciertamente estoy como pasando por una especie de nebulosa. No puedo ver al frente, no puedo ver atrás, ni a mis costados. Estoy atrapada en mi propia mente, quién me juega malas pasadas.
Aún así, estoy orgullosa de haber llegado hasta este punto yo sola, sin haber caido en pozos depresivos. Tengo tanto miedo de que eso suceda, y no tengo d quién aferrarme. Temo no regresar jamás...
A pesar de todo, de mi ceguera, voy tanteando terreno y pisando firme. No sé qué sería de mi si vuelvo a caer, pero no debo quedarme quieta, porque moriría.
Y todo ésta hipotetica reflexión es para poder entenderme un poco, aunque sea. Hasta poder decidir si seguir, o no. Tengo que tener mucho cuidado a quién le deposito mi confianza esta vez.

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