Despierta

 Como si no le estuvieran hablando siguió caminando hacia la puerta. Parecía ido, como si no controlara su cuerpo, y éste, por inercia se acercara hacia la entrada de aquel edificio. Cuando de repente un golpe lo sacó bruscamente de su estado. Pasaron unos segundos hasta que pudo reaccionar y tener una mínima idea de dónde se encontraba. Su opuesto, quién lo había despertado de una cachetada de semejante sueño, lo miraba perplejo. Francisco se encontraba en la puerta del sanatorio, rodeado de tres personas, que no eran conocidas; lo miraban como si esperaran una respuestas, lamentablemente él no terminaba de comprender la situación en la que se encontraba. Su contrincante no tardó en reaccionar, y lo volvió a golpear, ésta vez con más fuerza, tanta fuerza, que cayó al piso y de repente todo se oscureció.
 Ésta vez se despertó dentro del Sanatorio, en una habitación tan blanca que podía encandilarle los ojos, y casi tan fría como su cuerpo, pero él seguía sin sentir nada. Pues no estaba aquí, ni allá, estaba viajando aún, pero tampoco sabía hacia donde. Porque no sabía, ni tenía la mínima pista de dónde podría encontrarlos. Sudaba frío, eso lo hizo volver en sí, y empezó a sentir dolores que hubiera preferido no poseer.
 Lo primero que recuperó fue la visión completa de su panorama, afirmativamente estaba en la habitación de aquél sanatorio, no pasó mucho tiempo hasta que cayó en la cuenta de que lo habían golpeado hasta dejarlo inconsciente. Pudo visualizar a varias personas a su alrededor, con una cara de preocupación que terminaba de confirmar lo anterior. Aún así, los veía gesticular, podía notar que movían sus labios, pero no podía escucharlos. Los dolores fueron intensificándose tanto que las lágrimas no tardaron en salir, seguía sin oir, pero pudo verla que lloraba y lo retaba.
 Y de repente... Flashback.
 Abrió los ojos, y como si fuera un milagro, ella estaba allí.
¡¿En qué pensabas?! - Le preguntó, mirándolo detenidamente, y destruyendo aquella barrera que antes no lo dejaba oír.
 Se encontraban acostados en medio del pasto, en ése parque, era ése día. Sí, era ése día pensó. Últimos días de verano, a penas empezaba a refrescar, una brisa leve constante movía las hojas de los árboles, y el sol estaba por ponerse. También pudo oír las alejadas risas de personas que paseaban por el lugar.
En nada - Contestó Francisco, sin apartar la vista de ella, como si estuviera viendo algo que, en una pequeña parte de su mente, él sabía que no podía ser cierto.
 Se sentía increíblemente atraído por todo a su alrededor, los colores eran tan vívidos, eso lo puso inquieto y no podía parar de mirar de allá para acá.
 Ella volvió a interrumpirlo.
Euuuuu... ¿Por qué... - Algo la interrumpió
 Una vez más abrió los ojos, se desilusionó al verse nuevamente en aquella habitación.



Comentarios

Mis laureles al texto. La verdad que me gustó, aunque no sea el gusto personal digno de considerarse halago.

Entradas populares